CONÓCETE A TI MISMO Y CRECE, CRECEDOR
Este
escrito va dirigido a todo ser con capacidad y deseo de entender, sin miedo a
rectificar o sentirse engañado, con suficiente valor para comprender y asimilar
que aquello en lo que creía era una manipulación. Todas las religiones son una
manipulación de la verdad, manipulación que utiliza verdades absolutas para su
crecimiento y engrandecimiento, o sea, Poder, poder de manipulación. Utilizan a
los seres que se sienten perdidos, vendiéndoles una moto que no funciona, pero
en el mundo del ciego el tramposo tuerto es el rey.
Nos
hablan de un dios, jehová, ala, krishna,…, da igual como lo llamen, al que hay
que tener entrega y devoción, amar sobre todas las cosas, porque si no seremos
castigados. Son tan simples que copian lo que hacemos los humanos y lo
trasladan a su Dios, porque saben que entenderemos ese mensaje, como nosotros
hemos vivido con esos sistemas de educación, nos es fácil de entender que si no
hacemos lo que dice nuestro Padre, nos castigará. Desde que nacemos, nos meten
el miedo en el cuerpo para sentir que les necesitamos, para salvarnos, así nos
manipulan, nos imponen normas que no se deben romper, vivimos con los miedos
que los representantes del “Señor” y los pobres creyentes con los que nos
relacionamos nos han contaminado. Todos creen que su Dios es el verdadero, que
sus dictados son los únicos validos, que sus escritos antiguos y anticuados son
los únicos verdaderos y que aquel que no sigue su dictadura es un infiel y será
castigado.
Que
existe un Dios, seguro. Yo prefiero llamarlo la Energía Madre o la Unidad (Dios
tiene una connotación religiosa con unas características particulares que
difieren mucho de la Energía Madre). Pero Ella, ni siente, ni padece por
nosotros, muy al contrario, siente y padece gracias a nosotros. Somos energía
pura, informe y eterna, con identidad propia y a la vez identidad global, La
Unidad. Utilizamos un ser biológico para poder experimentar, porque la Energía
Madre es un ser energético. Y la energía, ni siente, ni padece. Pero si tiene
la capacidad de transformarse en materia, en algo tan tangible como un ser
biológico, puede combustionar, estirarse, ser duro o blando,….
Todo
lo que nuestros ojos, adecuadamente preparados para captar esta realidad en la
que vivimos, ven, son distintas formas de energía. Esto, es un hecho constatado.
Nosotros,
aunque infinitésima parte nano-atómica de la Energía Madre, formamos parte de
Ella. Y una vez nos desprendemos de Ella, nos introducimos en un ser biológico,
en nuestro caso, un ser al que llamamos humano, pero que no deja de ser un
animal, biológicamente hablando, con capacidad de raciocinio y
consciencia de ello. Pero animal al fin y al cabo. Algo que debemos tener muy
presente para poder entender lo que nos ocurre y porque nos ocurre.
Nunca,
repito, nunca, perdemos la identidad de Energía Madre, así como la conexión con
Ella. Todo lo que le ocurre a cualquier ser biológico, ya sea animal, ave, pez,
insecto, planta, árbol, hierba, piedra, seres microscópicos, etc…, la Unidad lo
percibe como propio. Esto quiere decir que, gracias a nuestras vivencias y
nuestras experiencias, la Unidad experimenta las sensaciones de cada
existencia, lo que la hace sentir viva. Es como una simbiosis
biológico-energética. Así mismo nos rigen las mismas reglas en todos los
diferentes estados que componen la existencia, desde el universal hasta
el atómico.
Durante
ese proceso, perdemos nuestra verdadera identidad como parte de la Unidad, lo
que provoca la falsa realidad de creer que somos el cuerpo que nos acoge. Como
toda la sociedad, está creada en base a esa falsa realidad; -lo único real es
lo que se ve-. Acabamos perdiendo nuestra verdadera identidad y nos dejamos
guiar por los representantes de Dios en la tierra, que conociendo esta realidad
la trasgiversan para poder manipular a los seres humanos que han perdido su
identidad y así adquirir poder sobre ellos.
Algo
tan simple como esa simbiosis, lo complican con obligaciones, mandamientos y
escrituras sagradas, escritas para mentalidades de 5.000 años atrás, y aun
ahora, pretenden que sigamos siendo tan ignorantes como para quien fueron
escritas. Es como si el universo les hubiera dado un manual de instrucciones.
Como
decía, somos energía que dota de vida a un ser biológico, sin nuestra chispa de
energía no solo sería una combinación química, además carecería de consciencia.
Nosotros, el ser energético, somos lo único que perdurará en el espacio tiempo.
Nuestro cuerpo cuando lo dejamos, lo que denominamos muerte, vuelve a formar
parte de la creación como otra forma de energía. Solo nosotros los seres
energéticos, parte indivisible de la Unidad, volveremos a otro cuerpo para
continuar con el crecimiento de conciencia de la Energía Madre.
El
sentido de todo este inconmensurable proceso es la plena consciencia de la
Unidad y eso solo se conseguirá cuando nosotros, como seres humanos, adquiramos
consciencia de lo que realmente somos. Cuando eso ocurra, todo lo material
pasará a un segundo plano, y después carecerá de importancia, se utilizará y no
interferirá en nuestra visión de lo que somos. Lo que nos llevará a una sociedad
que carecerá de necesidad de armamento, la riqueza se distribuirá y la pobreza,
como la conocemos, desaparecerá.
Sabiendo
esto, solo hay que pensar un poco para darse cuenta que cualquier daño generado
a cualquier otro ser humano, está entorpeciendo el proceso. Ya tenemos los
mandamientos, no robaras, no mataras,…es de lógica.
La
conexión constante con la Unidad nos permite pedir aquello que creamos
necesitar y la Unidad nos lo facilitará en función de nuestra predisposición y
disposición. De ahí el dicho de que si quieres que te toque la lotería por lo
menos compra el billete. Es importante tener claro lo que se pide, como se pide
y movilizarse para conseguirlo. Hay una especie de pacto entre la Unidad y
nosotros, Ella nos facilita lo que le pidamos, pero nosotros sufrimos las
consecuencias en función de nuestra predisposición y disposición.
Nos
comunicamos con la Unidad a través del pensamiento, la Unidad los recibe todos
y los más persistentes prevalecen a los otros. Si tenemos un deseo en el que
pensamos constantemente y damos los pasos necesarios para conseguirlo, el
universo te va allanando el terreno, las complicaciones se van solventando y
siempre de forma sorprendente, como sin esperarlo, acabas consiguiendo el
objetivo.
Si
tu deseo no está a tu alcance, yo tengo un dicho. -Pedir y olvidar lo pedido
para conseguir-. Pide algo que desees, como si te lo comentaras a ti mismo que
lo necesitas y porqué sabiendo que no puedes hacer nada para conseguirlo,
confía en que ocurrirá y olvídalo. No te pongas tiempo para recibirlo y lo
recibirás. Nunca pierdas esa fe. Porque la fe en ti y en la Energía Madre, es
la que hace posible que tu vida sea plena y feliz. Todo deseo material será un
deseo vacío, porque es algo que tan solo te servirá para tu existencia aquí y
un exceso de apego a lo material provoca una confusión en nuestra autentica
realidad, alejándonos de nuestra tarea y ayudándonos a olvidar que somos
realmente y cual es nuestro cometido durante nuestra existencia.
Cualquier
pensamiento es un hecho para la Unidad, por eso los malos pensamientos, al
igual que los buenos, son recibidos y atendidos, los positivos generarán lo que
los orientales llaman karma positivo y los negativos, aquellos que
interferirían en el proceso existencial, generarán karma negativo. Así que,
hasta nuestros pensamientos deben de ser coherentes con el proceso existencial,
debemos tener solo pensamientos positivos, constructivos, aquellos que
colaboren con el proceso existencial, hay que dejar que el universo sea el
consecuente con nuestros actos, no debemos ser los verdugos de nadie, hay que
dejar que la existencia se encargue de equilibrar el desequilibrio que
cualquier ser haya provocado con sus actos, no nosotros. Nosotros debemos
aprender a asimilar las situaciones que nos pueden desequilibrar y confiar en
nuestro conocimiento, como seres energéticos, nos dará la tranquilidad
necesaria para superar cualquier adversidad y crecer como ser en cualquier
situación.
Cuando
creemos tener una idea, no se ha creado en nuestro cerebro, la Unidad nos la ha
enviado para que nosotros la llevemos a cabo, y no solo a nosotros, por lo
general las ideas las reciben varias personas a la vez, y eso sí, cada uno la
desarrollará a su manera, de modo que si uno no la lleva a cabo la llevará a
cabo otro. Incluso, a veces, la llevaran a termino varios a la vez, con
diferentes resultados. Pero sea como fuere, la idea no nos pertenece, pertenece
a todos los seres y su beneficio debería de compartirse entre ellos, en vez de
generar riqueza solo para unos cuantos.
Como
seres energéticos, cada ser es la Unidad, por lo tanto ayudarnos unos a otros
será la mejor opción que siempre podremos tomar, porque solo si nos ayudamos
unos a otros con una conciencia única y global conseguiremos que los recursos,
que tenemos de sobra, se distribuyan ecuánimemente entre todos los seres
humanos. Esta conciencia está tomando forma y está convirtiéndose
poco a poco, en una futura realidad.
El
mayor placer místico que puede conseguir un ser humano, es ayudar a otro ser
humano. Entonces, ¿Por qué este acto no es habitual en nuestros hábitos?
Primeramente
hay que entender que nosotros, como seres energéticos, ya hemos dicho que ni
sentimos ni padecemos, no podremos crear el hábito sin el cuerpo, que realmente
es quien siente y padece por nuestra consciencia de ser humano. Así que debemos
saber diferenciar quien de los dos toma las decisiones en nuestra existencia.
Hay que tener en cuenta que ambos evolucionamos por separado, aun estando
juntos. El ser biológico evoluciona como un animal, camada tras camada. El ser
energético evoluciona existencia tras existencia. Por lo tanto ni todos tenemos
el mismo cuerpo, ni la misma evolución ni experiencia. Sería correcto pensar
que podemos diferenciar cuatro puntos extremos de referencia entre los que
todos nos hayamos; Aquellos que su herencia biológica tiene grandes rasgos de
su condición de animal, aquellos que su herencia biológica tiene grandes rasgos
de ser evolucionado, y ambas pueden contener dos clases extremas de seres
energéticos, los muy evolucionados y los menos evolucionados, en función de sus
anteriores existencias.
Así,
siendo todos lo mismo, al tener este amplio espectro de evolución, acabamos
siendo completamente diferentes. Esa es una de las maravillas de la existencia.
Seamos
conscientes del tipo de ser que somos, no nos quejemos de ello, ni nos tampoco
nos vanagloriemos. Aceptémoslo y procuremos que ambos seres evolucionen. Siendo
cada vez más humanos y menos animal, controlando nuestros hábitos y cambiando
nuestras costumbres más animales. Aprendamos de ellos, los animales,
estudiémoslos y veremos que tenemos más en común de lo que creíamos, que
posiblemente no somos tan humanos como pensábamos.
Seamos
conscientes que que el que aquí debe de imponerse es nuestro ser energético. Él
debe evolucionar como ser, para así adquirir mayor dominio sobre los cuerpos
que, existencia tras existencia, vaya dotando de vida.
Al
igual que nuestra sociedad es jerárquica, la Unidad también se rige por
jerarquía, esta, viene dada por la evolución de sus seres energéticos. A mayor
evolución, menor sufrimiento y mayor satisfacción. A menor evolución, mayor
sufrimiento y menor satisfacción. Está en nuestras manos, es nuestra decisión
si ayudamos a los demás seres a progresar, reducir su sufrimiento y aumentar su
satisfacción. Eso nos hará evolucionar.
La
Energía Madre no nos castiga ni nos premia, son nuestras acciones las que crean
las consecuencias. Nuestro ego, en mayor o menor medida evolucionado, es quien
nos hace creer que tenemos mala o buena suerte. La Unidad nos puso en este
cuerpo para que nosotros dirijamos nuestra vida como estimemos oportuno,
podemos hacer lo que queramos, no nos lo va a impedir, es nuestra decisión,
pero todo acto tiene consecuencias, ya que todo afecta a todo y nuestras decisiones
afectan directamente al equilibrio universal, lo que provoca que la
consecuencia sea una u otra.
Cuando
tomamos un cuerpo para existir, ya traemos un desequilibrio generado por
nuestras experiencias en vidas pasadas, es nuestro karma, una especie de handicap
con el que comenzamos cualquier existencia y que la condicionará.
La
forma de mejorar nuestro karma es la entrega a los menos evolucionados y a los
más necesitados, la cooperación para redistribuir la riqueza y equilibrar el
desequilibrio social al que los mas materialistas y los mas egoístas nos han
llevado, contribuir a que todos los seres sean tratados con respeto y tengan
una existencia lo mas digna que sea posible.
Al
vivir en un mundo regido por la dualidad siempre habrá dos puntos extremos, en
la actualidad la diferencia socio-económica entre esos dos puntos es excesiva,
vergonzosa, monstruosa y descomunal, procuremos que esos dos puntos estén lo
mas cerca posible el uno del otro, equilibrando así la creación y haciéndola
mas accesible a todos los seres humanos.
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